Esta semana he decidido traerles de nuevo esta antigua entrada al post porque considero que es muy importante para nuestro bienestar dar importancia a las emociones positivas.
Primero veamos qué son las emociones:
Son respuestas adaptativas que nuestro cerebro da a diversas situaciones de nuestra vida. Varias estructuras de nuestro sistema nervioso se ocupan de ellas, en especial el sistema límbico y de él, la amígdala. Estas partes del cerebro son muy antiguas (evolutivamente hablando) por lo que podemos considerar que el procesamiento de emociones es algo imprescindible para la evolución. La respuesta puede conlleva manifestaciones a nivel fisiológico: aumento de presión arterial, frecuencia cardíaca, sudoración, piel erizada, etc. Son muy intensas y breves.
¿Hay positivas y negativas?
Si. Las emociones negativas son las que más recordamos, generalmente, y tienen relación más directa con la capacidad de sobrevivir: miedo, ira, ansiedad, asco, tristeza, enojo, etc. Son muy potentes y generan una fuerte impresión en nosotros y en quienes nos rodean. El experimentar emociones negativas suele asociarse a la ocurrencia pensamientos negativos. Son absolutamente normales, inevitables y reaccionar adecuadamente a ellas es lo esperable. No podemos negarlas, vacunarnos contra ellas o dejar de sentirlas ya que eso sería un gran problema en sí mismo. Podemos aprender a gestionarlas, valorarlas en su real dimensión y no dejar que nos ocupen toda nuestra realidad emocional.
Las emociones positivas si bien tienen un correlato fisiológico, no es tan evidente. Son más ambiguas e inespecíficas, amplían nuestra percepción y generan bienestar. La Dra. Barbara Fredrickson es la experta mundial en emociones positivas y ha conducido, participado y/o difundido muchos estudios sobre este tipo de emociones. Muchos de ellos prueban su utilidad evolutiva, su aporte al bienestar, a la longevidad, a la creatividad, a la solución de problemas, etc. Las emociones positivas mejoran el relacionamiento con los demás y parecen actuar como un reservorio para cuando atravesemos las inevitables dificultades de la vida preparándonos y volviéndonos más resilientes. Son complementarias de las emociones negativas y viceversa. Mientras que las emociones negativas reducen las respuestas posibles para mejorar las chances de sobrevivir: huye, ataca, resguárdate; las emociones positivas amplían las posibles respuestas, generan un abanico más rico de opciones para mejorar la posibilidad de solucionar problemas, socializar, crear algo o simplemente estar mejor.
Las emociones positivas pueden centrarse en el pasado, presente o futuro y son más de las que suponemos:
Pasado: orgullo, realización personal, satisfacción, complacencia.
Presente: alegría, humor, tranquilidad, éxtasis, entusiasmo, euforia, placer, elevación, fluidez (flow).
Futuro: optimismo, esperanza, fe, confianza.
Las emociones positivas están allí donde estemos, podamos sentirlas o no. Por lo general estamos mucho más enfocados en las negativas que en las positivas y tendemos a ignorarlas. Al ignorarlas nos perdemos de sus efectos beneficiosos. Efectos que se trasuntan a muchos aspectos de nuestras vidas. Las emociones positivas son mucho menos intensas que las emociones negativas por ello M. Losada y B. Fredrickson proponen en 2009 lo que se conoce como el ratio de Losada: son necesarias 3 emociones positivas para neutralizar el efecto de una sola emoción negativa. Por ejemplo: imaginemos que venimos caminando y nos asusta un perro que ladra sorpresivamente cerca, sentimos: MIEDO, para contrarrestar el efecto en nuestro bienestar deberíamos experimentar al menos 3 emociones positivas por ejemplo, alegría, esperanza y tranquilidad.
¿En qué nos benefician las emociones positivas?
Longevidad:
The nun study (estudio de las monjas) probó que el experimentar emociones positivas de manera frecuente, prologa nuestras vidas. Al ingresar a un convento en EEUU las novicias debían escribir una nota autobiográfica. Se analizó la presencia de emociones positivas y negativas en estas notas y se dividió a las monjas en dos grupos. Se observó que pasado el tiempo el 90% de las monjas del grupo más positivo había llegado a los 85 años en contraste con sólo el 34% de las más pesimistas. Se eligió un convento por la uniformidad de estilo de vida, dieta, hábitos, etc. (Danner, Snowdon y Friesen, 2001). Ser optimista, disfrutar lo bueno que te pasa y darte cuenta de ello puede hacer que tu jubilación valga la pena.
Creatividad:
Se indujo estados de ánimos positivos, negativos o neutros por medio de películas o presentes a tres grupos de voluntarios. Luego se les pidió la resolución de problemas. El grupo inducido positivamente parecía incrementar las soluciones más novedosas, inesperadas o inusuales. (Ilsen 1987) Así que si tenemos un problema que resolver y no damos con la clave, relajarnos, mirar una comedia, leer chistes o dar un beso a un ser amado pueden ser la parte de la solución que no has contemplado.
Previene depresiones:
Las emociones positivas vuelven a las personas más resistentes ante todos los trastornos psíquicos pero es ante la depresión que se muestra particularmente eficaz.
Crecimiento postraumático:
Las personas que logran experimentar emociones positivas, por ejemplo: el humor a pesar de haber pasado o estar en una situación traumática o estresante logran mayores índices de crecimiento postraumático, saliendo fortalecidas de la situación adversa.
Son muchos más los ejemplos y estudios que se han llevado a cabo probando el valioso papel de las emociones positivas. Espero que la lectura de este post les ayude a ser más consciente de ellas, a buscarlas y propiciarlas. Esa actitud provocará benéficos efectos, sostenibles y a largo plazo en sus vidas.
Si deseas incrementar tu bienestar personal, conyugal u organizacional no dudes en consultarnos.
Miembro de la Asociación Internacional de Psicología Positiva
Lic. Roberto Martínez Hernández
Psicoterapeuta individual y parejas.
Cel: 099334647
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